Un día la princesa I bajó al jardín y muy asustada al oír el ladrido de un perro decidió que nunca más volvería a bajar sola. El jardinero J se ofreció a acompañarla, y acordaron que siempre que fueran juntos dejarían sus puntitos al ratón de la princesa para que jugase con ellos.
El señor estudioso cuando vio a la I y la J juntas pensó que una letra extranjera había llegado al País de las Letras y por eso la llamo "y" griega.
Aquí os dejo a nuestra nueva amiga por si la queréis colorear.
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