A través del cuento que nos ha leído la profe, hemos descubierto lo malo que puede llegar a ser el convertirte en un verdadero vago.
Víctor, el niño del cuento, era muy vago y lo único que le apetecía hacer cada día era tumbarse en el sofá y ver la tele. Siempre había dicho que quería ser un jubilado como su abuelo. Pero una vez que se le concedió el deseo, la cosa cambió y descubrió que ser un vago era muy aburrido y que así no podía disfrutar de sus amigos y de lo bonito que es aprender.
Después de leer y comentar la historia de Víctor, hemos visto un par de cuentos tradicionales en los que se refleja lo importante que es ser trabajador y no que la vagancia pueda con nosotros.
Y esta es nuestra lámina de la vagancia, para realizarla, hemos utilizado diferentes técnicas (picado con punzon, pintura de dedos, pintura con tiza, rotulador...)
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